Gustavo Dudamel se sincera (y aborda las críticas) mientras se prepara para hacerse cargo de la Filarmónica de Nueva York

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Gustavo Dudamel se sincera (y aborda las críticas) mientras se prepara para hacerse cargo de la Filarmónica de Nueva York

En una agradable tarde de agosto, Gustavo Dudamel subió al escenario del Hollywood Bowl con un enorme guante dorado en la mano izquierda.

No llegó a usarlo. Dudamel es dramático, pero no es un villano de los comics; es el director musical de la Filarmónica de Los Ángeles y estaba allí para dirigir la orquesta en el estreno mundial del Infinity Saga Concert Experience de Marvel Studios. Así que, en lugar de blandir el poder de las diversas Gemas del Infinito para cambiar el mundo, Dudamel aceptó la “batuta de vibranio” (una referencia al metal ficticio del universo Marvel), que le regaló el presidente de Marvel Studios, Kevin Feige. Después, hizo un poco de su propia magia, dirigiendo más de dos horas de música emocionante de 25 películas diferentes de Marvel, respaldado por gigantescas pantallas de video con proyecciones en 3D, bailarines, fuegos artificiales y miles de fanáticos gritando.

Parecía más un espectáculo de rock que un concierto sinfónico. Pero, la verdad es que Dudamel es lo más cercano a una estrella de rock que tiene el mundo de la música clásica.

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Después de casi dos décadas en Los Ángeles, Dudamel se codea con figuras como Chris Martin y John Williams, es amigo íntimo de Frank Gehry (que diseñó el impresionante Walt Disney Concert Hall, la casa de la Filarmónica de Los Ángeles que abrió hace poco más de 20 años) y cuenta a Billie Eilish, Gwen Stefani, Ricky Martin y Carlos Vives entre las docenas de estrellas del pop que han cantado bajo su batuta (sin vibranio). Ha ganado cinco premios Grammy (incluido, este año, el de mejor interpretación orquestal por la grabación de la Filarmónica de Los Ángeles de Dante, del compositor Thomas Adès) y ha colocado nueve álbumes en el No. 1 de la lista Traditional Classical Albums de Billboard.

Su vida es el tema del documental Viva Maestro! Y, aunque nunca se confirmó oficialmente, fue claramente la inspiración detrás del personaje del dinámico y excéntrico director de orquesta interpretado por Gael García Bernal en la serie de Amazon Prime Mozart in the Jungle, en la que tuvo un pequeño papel como un director de escena del Hollywood Bowl.

En el lapso de solo dos semanas, desde fines de agosto hasta mediados de septiembre, Dudamel dirigió Strauss con la Filarmónica de Viena en Salzburgo, Austria, y luego voló a Los Ángeles donde dirigió a la Filarmónica de Los Ángeles en nueve conciertos, incluidos los dos de Marvel. El repertorio incluyó la Quinta Sinfonía de Tchaikovsky y la Novena de Beethoven; bailes del compositor puertorriqueño vivo Roberto Sierra; Carnaval de los Animales de Saint-Saëns y escenas de Carmen de Bizet; además de dos noches de música latina contemporánea con la cantante pop/folk mexicana Natalia Lafourcade. Es una oferta musical extraordinaria. En total, más de 100.000 personas asistieron a los nueve conciertos de verano de Dudamel en el Hollywood Bowl con la Filarmónica, a la que dirigirá nuevamente el 8 de octubre en la noche inaugural de la temporada 2024-25 del Carnegie Hall en Nueva York.

“Es único en el mundo de la música clásica porque no solo dirige la orquesta y eleva el trabajo de la L.A. Phil en términos de excelencia, sino que también conecta la orquesta con diferentes tipos de música, colaborando con artistas [en otros géneros] que normalmente no interpretaríamos”, dice Kim Noltemy, presidenta y directora ejecutiva del L.A. Phil. “El resultado es que lleva la música de orquesta a tantas personas diferentes. Esa es una pieza increíblemente única que hace que Gustavo sea especial”.

Gustavo Dudamel photographed September 3, 2024 at the Hollywood Bowl in Los Angeles.

Para Dudamel, es parte de una creencia profunda y firme de que la música como arte, con propósito, va mucho más allá de formas y géneros específicos. “Como músico orquestal valoras el trabajo de estos artistas pop, y también los artistas pop tienen la oportunidad de ver que el academicismo del otro lado tampoco es una cosa abrumadora sino que es lo mismo. Es lo mismo con distintos estilos”, dice. “Sí, hay una complejidad en la música [clásica] que es una complejidad técnica y eso es fascinante. Pero al final, el discurso real es lo que tú sientes y es lo que la gente percibe. Tenemos una herramienta tan poderosa que no necesita ni de palabras para que la gente la sienta. Pero tenemos que quitarle el miedo a la gente. La música tiene un poder espiritual”.

Desde Leonard Bernstein, ningún director había hecho tanto como Dudamel para acercar la música clásica al público en general. Y ciertamente, ninguno ha captado tan completamente la atención de ese público. Los dos maestros comparten un enfoque no solo convincente sino casi evangélico para promover incesantemente la música como un “derecho humano fundamental”. En su trabajo, no solo han expandido lo que se considera como repertorio “clásico”, sino también han ampliado el concepto de la orquesta en sí.

Los televisados Young People’s Concerts (Conciertos para Jóvenes) de Bernstein fueron fundamentales para ampliar la audiencia de música clásica; Dudamel ha trabajado para crear orquestas juveniles en todo el mundo. Y luego, por supuesto, está el pelo: el sedoso copete de Bernstein se agitaba salvajemente mientras dirigía. Y aunque los rizos cafés de Dudamel ahora están salpicados de canas y un poco más calmados desde que debutó como director en Estados Unidos con la Filarmónica de Los Ángeles en 2005, todavía se mueven al son de la música.

Es un recordatorio visible del sello personal de Dudamel en un mundo de personalidades relativamente serias. Dudamel es uno de los pocos rostros de la música clásica conocido mucho más allá de ese espacio, sin duda una de las muchas razones por las que la Filarmónica de Los Ángeles lo extrañará cuando termine su última temporada como director musical y artístico y empiece oficialmente como director musical y artístico de la Filarmónica de Nueva York en su temporada 2026-2027.

Cuando lo haga, Dudamel se convertirá en el primer latino en dirigir la orquesta sinfónica más antigua de Estados Unidos, uniéndose a un panteón de gigantes que incluye a Arturo Toscanini, Gustav Mahler y el propio Bernstein. Las expectativas por su llegada son tan altas, dice Deborah Borda, asesora ejecutiva y directora ejecutiva interina de la N.Y. Phil, que aunque Dudamel no se unirá formalmente por otra temporada, “vimos un aumento récord en las ventas de suscripciones, ya que los que vienen a ver a la orquesta les preocupa que se agoten las entradas una vez que Dudamel comience a dirigir”.


Para Dudamel, ser el primer latino en liderar la Filarmónica de Nueva York a largo plazo es una cuestión de “inmenso orgullo. Pero siento que no tiene que ver con una raza o una cultura”, dice. Históricamente, señala, las grandes orquestas sinfónicas de Estados Unidos y otros lugares han sido dirigidas en su mayoría por hombres europeos que no solo representaban la música que interpretaban, sino también la migración europea a este país y a América Latina.

La historia de Dudamel es completamente diferente. “Para mí lo que representa muchísimo es de dónde vengo. Yo no vengo de una escuela, de un conservatorio tradicional de música. Yo vengo de El Sistema de Orquestas, que es un programa en el cual tú creces tocando junto a tus amigos”.  

Estoy tomando café y charlando con Dudamel en un salón vacío en el Hollywood Bowl al día siguiente de su concierto dirigiendo El Carnaval de los Animales y Carmen. Dudamel ha cambiado su chaqueta blanca formal por pantalones deportivos, camiseta de manga corta y zapatos tenis, y fuera del escenario sigue mostrando esa mezcla característica de humor travieso (acentuado por una sonrisa pícara y hoyuelos aún juveniles) y profunda responsabilidad. Nacido y criado en Venezuela, Dudamel aprendió inglés de adulto, y aunque es gramaticalmente perfecto (con un acento preciso y recortado), prefiere el español. Lo habla muy rápido (como lo hacen la mayoría de los venezolanos) y usa el vocabulario erudito de un intelectual, a menudo citando a personajes como el escritor español Miguel de Unamuno o el escritor mexicano Octavio Paz.

Hoy, no estamos hablando únicamente de su nuevo nombramiento y del legado que dejará en Los Ángeles mientras comienza a construir otro en Nueva York, sino también del legado con el que creció, uno que todavía lo define.

A sus 43 años, Dudamel tiene casi la misma edad que El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Conocido simplemente como El Sistema, fue fundado en 1975 por el músico y economista José Antonio Abreu, quien ocupó varios cargos gubernamentales y construyó El Sistema como parte de la estructura gubernamental, garantizando su existencia y financiamiento independientemente de quién estuviera en el poder.

El Sistema fue creado más de 20 años antes del régimen de Hugo Chávez, basándose en la premisa de que la educación musical debe ser gratuita y accesible para todos los niños, en todo el país. Para Abreu, quien murió en 2018, el poder de la música fue transformador, espiritual y duradero, particularmente en un país en desarrollo lleno de pobreza. Lo que comenzó con un primer ensayo al que asistieron 11 niños, eventualmente creció a 443 escuelas (cada una llamada “núcleo” en la terminología del Sistema) y 1.700 centros satélite que enseñan a más de 1 millón de niños en los 24 estados de Venezuela, según la página web oficial de El Sistema.

La filosofía de Abreu –con su famosa afirmación de que “un niño que posee la música no es pobre. El tocar un instrumento, el cantar en un coro, lo convierte en un niño rico en valores y en posibilidades de crecimiento”– es algo que Dudamel no solo abraza sino que asume como su identidad. Sigue siendo el director musical de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, por ejemplo, y realizará una gira por Europa con ella el próximo año para conmemorar el 50 aniversario de El Sistema. (Las paradas de la gira están conectadas a ciudades con las que Dudamel tiene una historia personal). No tiene planes de cambiar su compromiso. “Es que es imposible”, dice tajante. “Yo daría la vida por la orquesta. Es lo que me ha dado todo esto que yo estoy viviendo, y por eso lo comparto al máximo”.

Gustavo Dudamel photographed September 3, 2024 at the Hollywood Bowl in Los Angeles.
Gustavo Dudamel fotografiado el 3 de septiembre de 2024 en el Hollywood Bowl en Los Angeles.

Pero en los últimos años, durante las muchas crisis políticas del gobierno de Venezuela y ahora, después de la controvertida reelección en julio del presidente Nicolás Maduro –quien ha estado en el poder desde 2013 y cuya última reelección ha sido ampliamente negada tanto a nivel nacional como internacional como fraudulenta– Dudamel en ocasiones ha sido criticado por otros venezolanos en el exterior por no hablar más en contra del gobierno.

Algunos críticos han sugerido que Maduro ha utilizado la orquesta juvenil de Venezuela para su beneficio político. La reconocida pianista venezolana Gabriela Montero la ha llamado durante mucho tiempo una herramienta de propaganda; cuando Dudamel dirigió en el Carnegie Hall días después de la reelección de Maduro, la Fundación de Derechos Humanos estacionó un camión afuera del lugar mostrando el mensaje “Maduro robó las elecciones” y preguntándole a Dudamel: “¿Cuánto tiempo seguirás sirviendo como títere y secuaz de Maduro?” La organización explicó en redes sociales que quería “recordar al mundo el fraude de Maduro y denunciar a Dudamel por realizar propaganda descarada y encubrir al dictador venezolano”.

Pero, señala Dudamel, él no se ha quedado callado. Ha escrito artículos de opinión para el New York Times y Los Angeles Times pidiendo el fin de la represión en Venezuela y hablado en contra de los planes del gobierno de reescribir la Constitución de la nación. En 2017, después de que las fuerzas del gobierno venezolano mataran a un joven violinista durante una protesta, Dudamel publicó una carta abierta en la que decía: “Nada justifica el derramamiento de sangre. Debemos dejar de ignorar el justo grito del pueblo asfixiado por una crisis intolerable. Hago un llamado urgente al Presidente de la República y al Gobierno nacional a rectificar y escuchar la voz del pueblo venezolano”.

“Eso es una voz”, dice hoy. “La gente cree que si yo salgo y digo algo, va a cambiar todo, pero no es así. Este es el resultado de muchísimos años. […] Pero al final, todo va a cómo nosotros somos educados como comunidad y sociedad y tiene que haber evidentemente un cambio radical en ese sentido. Tomará muchísimo tiempo”.

“Vivimos en un mundo de inmediatez, pero también con una presión de que digas algo”, me dice cuando le preguntó por qué no ha dicho más después de la elección de julio. “¿Cuándo se reflexiona antes de hablar? Lo primero que tú tienes que pensar es en la situación en general. Y pensar dónde estás parado. El Sistema de Orquestas representa un todo de Venezuela. No representa a una parte de Venezuela. El Sistema está enfocado más en las comunidades con más necesidades. Eso es una verdad. ¿Eso no es una forma de cambiar el país, mucho más que decir tres cosas ahí y gritar? Vivimos en un mundo donde todo el mundo grita pero nadie se está escuchando. Entonces tú tienes que ser muy comedido con eso, porque tú formas parte de eso. Yo no soy un ser individual hablando como un individuo porque no crecí así. Crecí en una orquesta”.

Gustavo Dudamel photographed September 3, 2024 at the Hollywood Bowl in Los Angeles.

Esta fue la mentalidad de Dudamel durante su propia primera experiencia con El Sistema. Comenzó clases de música en una escuela en su Barquisimeto natal, una pintoresca ciudad de menos de 1 millón de habitantes en el noroeste de Venezuela. Esto fue a mediados de los años 80, todavía años antes de que Chávez tomara el poder, pero una década después de la existencia de El Sistema, que para entonces estaba bien establecido.

“Tenía 5 años pero lo recuerdo perfecto”, dice Dudamel. “Era la casa de Doña Doralisa de Medina. Era una casa colonial pequeñita en Barquisimeto, donde le maestro Abreu estudió cuando era niño. Doralisa ya no estaba viva, pero El Sistema estaba ahí. La casa tenía unas rejas con unas notas musicales. Entonces yo entré por ese pasillo y después entras a un zaguán. Y yo estaba escuchando Chopin, una trompeta, y esa cacofonía a mí me enamoró”.

El Sistema no sacó a Dudamel de la pobreza. Su padre es un trombonista de salsa que todavía toca y graba, y su madre, profesora de canto. Su tío, un médico, también era un talentoso cuatrista que le enseñó a Dudamel a tocar música popular venezolana: valses, tangos, boleros — lo que Dudamel llama su “esencia misma”.

Quizás porque la música fluía en familia, sus estudios musicales fueron alentados pero nunca impuestos. Comenzó a dirigir por accidente, cuando el director de su orquesta juvenil llegó tarde al ensayo y Dudamel subió al podio, casi como si se tratara de un juego.

Aunque nadie le dijo que triunfaría, su talento hubiera sido imposible de ignorar. Abreu se interesó rápidamente en él, convirtiéndose en su mentor y guía moral. Todavía está muy vivo en la cabeza de Dudamel — constantemente comienza sus frases con “El Maestro Abreu…” — al igual que sus enseñanzas: pensar a largo plazo, aprender de los errores, ver la música como un instrumento social. Después de todo, fue Abreu quien instó a Dudamel, que entonces tenía poco más de 20 años, a participar en el prestigioso Concurso de Dirección Mahler en Alemania, en 2004. Cuando ganó, su vida cambió, catapultándolo de estrella local a niño prodigio mundial.

Entre los miembros del jurado se encontraba Esa-Pekka Salonen, el compositor finlandés y actual director musical de la Sinfónica de San Francisco que era, en ese momento, director musical de la L.A. Phil. “Me impresionó profundamente su talento, pero también sentí que era una buena persona”, recuerda Salonen. “Le dije que quería invitarlo a Los Ángeles”. A medida que conoció a Dudamel, continúa: “Me convencí mucho de que él era mi persona favorita para asumir el cargo en Los Ángeles y convertirse en mi sucesor, llevando [a la orquesta] en una dirección diferente pero manteniendo su curiosidad y apertura”. Apenas tres años después, los deseos de Salonen se hicieron realidad: la Filarmónica de Los Ángeles, donde Deborah Borda era entonces directora ejecutiva, nombró a Dudamel director musical a partir de la temporada 2009-2010.

La personalidad cálida y el carismático estilo de dirección de Dudamel inmediatamente cautivaron al público de Los Ángeles y a los músicos de la orquesta; después de todo, lo llaman cariñosamente “The Dude”. Pero desde el comienzo, su misión fue mucho más allá del podio. “Yo estaba muy jovencito en esa época. Evidentemente había la conexión humana artística con la orquesta, con la administración”, dice.  “Pero en esencia hubo una cosa primera: hacer El Sistema aquí. Ahí comenzó YOLA”.

YOLA es la Orquesta Juvenil de Los Ángeles, el programa de educación musical de la L.A. Phil, que Dudamel creó en 2007. Actualmente atiende a cerca de 1.700 jóvenes músicos en cinco sitios en la ciudad, brindándoles instrumentos gratuitos, instrucción musical intensiva (hasta 18 horas por semana), apoyo académico y formación de liderazgo. El programa ha inspirado cientos de versiones en todo el mundo; sólo en los Estados Unidos, El Sistema USA cuenta con 140 programas miembros, 6.000 artistas docentes y 25.000 estudiantes. Dudamel también lanzó un programa de tutoría para directores jóvenes en 2009 y ahora trae cuatro cada temporada para ayudar a los directores invitados de la Filarmónica de Los Ángeles.

Pero la educación y el entrenamiento son solo parte de la ecuación para “crear identidad y hacer que la gente se sintiera reflejada en la Filarmónica [de Los Ángeles]”, dice Dudamel. “Porque normalmente las instituciones artísticas culturales, para bien o para mal, representan para muchos –especialmente las personas que no tienen recursos– algo muy elitista, y la gente estaba alejada. La aventura fue crear de la filarmónica una institución de la cual la gente toda se sintiera identificada”.

Dudamel comenzó su aventura gradualmente siendo más experimental en su programación, agregando más artistas invitados de pop y jazz, incorporando a Hollywood (es famoso por haber tocado múltiples conciertos de música de John Williams, con Williams presente) y abriendo el repertorio a nuevas obras y yuxtaposiciones inesperadas. Beethoven podría atraer a un comprador de entradas que no quisiera escuchar el estreno mundial de una obra contemporánea; alguien alérgico a la idea de Beethoven podría reconsiderarlo después de ver actuar a una orquesta con Ricky Martin.

“Para mí no era solamente construir una buena orquesta. Ya existía una buena orquesta”, dice Dudamel. “Ahora tenemos una de las mejores orquestas en el mundo, respetada no solo por su nivel técnico sino por la gallardía de asumir el repertorio de la forma en que lo asume. Y eso es algo en lo cual yo me siento bendecido. No fue, ‘Ven Gustavo y haz lo que quieras’. Era ver cómo íbamos a construirlo”. Dudamel tenía el Hollywood Bowl, el Disney Hall y la orquesta. “Estaban todos los elementos. Lo que había era que exprimirlo, sacarle el jugo. Y todavía esta orquesta tiene mucho por ocurrir”.

Gustavo Dudamel photographed September 3, 2024 at the Hollywood Bowl in Los Angeles.
Gustavo Dudamel fotografiado el 3 de septiembre de 2024 en el Hollywood Bowl en Los Angeles.

Dudamel dirigió a la L.A. Phil en los Latin Grammys de 2011 y en los Premios de la Academia de 2019. Dirigió la orquesta junto a Billie Eilish y FINNEAS como parte de la experiencia cinematográfica del concierto Happier Than Ever: A Love Letter to Los Angeles, estrenada en Disney+. Y actuó en el espectáculo del medio tiempo del Super Bowl de 2016 con miembros de YOLA, junto a Coldplay, Beyoncé y Bruno Mars.

“Su conexión auténtica y cálida con el público realmente cambia cómo se siente la gente cuando ve un concierto. El público está muy emocionado de verlo y hay un gran revuelo a su alrededor”, dice Noltemy, señalando que, aparte de la era de la pandemia, la asistencia y la diversidad del público en la L.A. Phil se han incrementado mientras que la edad promedio de los asistentes a los conciertos ha disminuido. “Ciertamente no es el único director que ha aumentado la asistencia y ha aportado diversidad, pero lo hizo en Los Ángeles, una ciudad tan dispersa. Sus conciertos en Disney Hall tienden a estar agotados”.

Esos resultados se han producido incluso cuando Dudamel ha hecho un gran esfuerzo para fomentar la composición contemporánea (que normalmente no es la programación favorita de los suscriptores de una orquesta de la vieja escuela), encargando música a compositores de todo el mundo. Durante su mandato en la Filarmónica de Los Ángeles, la orquesta ha estrenado “al menos 300 obras nuevas” escritas específicamente para la orquesta, dice, incluidas muchas de América Latina.

“Yo no quiero poner el repertorio latinoamericano como algo exótico”, dice. “Nosotros tenemos que cambiar esa cuestión de, ‘¡Wow, tocamos música latinoamericana!’ No. Es lo justo. Es lo que hay que hacer. Y la única forma de ponerlo en el repertorio, es poniéndolo, pero justo en el nivel que merece”.

Un ejemplo:  la compositora mexicana Gabriela Ortiz, una aprendiz de Dudamel que acaba de ser nombrada compositora residente del Carnegie Hall para la próxima temporada. En julio, Platoon lanzó su primer álbum completo de obras orquestales, Revolución Diamantina (interpretada por L.A. Phil y dirigida por Dudamel), que se ha presentando para consideración al Grammy.


Queda por ver cuánto de su enfoque con la Filarmónica de Los Ángeles Dudamel podrá replicar en Nueva York. Como dice él , todavía tiene que llegar formalmente y experimentar la orquesta. Pero en los últimos meses ha estado trabajando con las dos orquestas para forjar una conexión entre ambas.

En abril, cuando Dudamel dirigió la Gala de Primavera de la Filarmónica de Nueva York en el David Geffen Hall del Lincoln Center, contó con la participación del rapero Common, el expelotero de los Yankees de Nueva York y guitarrista de formación clásica Bernie Williams, y estudiantes de varias escuelas de música de Nueva York, interpretando un programa que también incluía música clásica: obras de Villa-Lobos y Strauss, así como un estreno comisionado por la N.Y. Phil y el Festival de Música Bravo! Vail.

Era el tipo de programación audaz y de varios géneros que a Dudamel le encanta hacer y que claramente quiere enfatizar en Nueva York. “Fue algo completamente nuevo y fue maravilloso”, dice. “Para mí, ahí radica esa transcendencia de la música más allá del aislamiento algunas veces académico, estricto, intelectual que representa la música clásica. Repertorialmente, podemos desarrollar muchas cosa. Hacer de la orquesta una orquesta para todas las comunidades y no solamente estar ahí en el Lincoln Center”.

Gustavo Dudamel photographed September 3, 2024 at the Hollywood Bowl in Los Angeles.
Gustavo Dudamel fotografiado el 3 de septiembre de 2024 en el Hollywood Bowl en Los Angeles.

La Filarmónica de Nueva York, por ejemplo, es conocida por su enorme concierto anual gratuito al aire libre en el Great Lawn de Central Park, al que siempre asisten no menos de 50.000 personas, y también actúa en los cinco condados durante sus Conciertos en los Parques anuales. Pero la L.A. Phil tiene el Hollywood Bowl, un lugar al aire libre con capacidad para 18.000 personas, y es el hogar de la orquesta durante todo el verano. Es una gran diferencia que a Dudamel le gustaría salvar de alguna manera.

Dudamel también llega a la Filarmónica de Nueva York después de la reapertura del Geffen Hall en 2022 tras una renovación de 550 millones de dólares que mejoró drásticamente su acústica. Dice que el nuevo recinto no influyó en su decisión de ir a Nueva York, pero “creo que fue importante, especialmente para la orquesta, y está bello el teatro. Ha sido un plus para levantar la moral de la orquesta muchísimo. Ahora la orquesta está en proceso de construir su sonido con el ‘instrumento’ [que es la nueva sala]”. El optimismo también es alto tras la finalización el 20 de septiembre de un nuevo contrato laboral que garantiza aumentos del 30% para los músicos de la orquesta durante los próximos tres años, elevando su salario base a 205.000 dólares.

Dudamel también está tomando las riendas de una institución que últimamente ha tenido su cuota de problemas muy publicitados. Después de solo un año en el cargo, el director ejecutivo de la NY Phil, Gary Ginstling, renunció en julio en medio de crecientes tensiones con la junta directiva de la orquesta, según un informe del New York Times. Y la imagen pública de la orquesta se ha visto empañada luego que a principios de este año resurgieran informes sobre acusaciones de conducta sexual inapropiada en 2010 involucrando a dos de sus músicos. Aunque nunca se presentaron cargos contra los dos hombres, la controversia llevó a que los músicos fueran suspendidos; éstos luego demandaron a la NY Phil por hacerlo.

Como Dudamel aún no es oficialmente el director musical de la Filarmónica de Nueva York (para la temporada 2025-26, es el director musical designado), no hará comentarios sobre asuntos administrativos más que para reconocer que “esos son problemas que deben resolverse”. Y aunque la administración de la orquesta en última instancia no es su responsabilidad, “[Mi] responsabilidad evidentemente es la moral de la orquesta. Y esa moral tú la tienes que mantener siempre en alto tomando las mejores decisiones en pro evidentemente de la justicia de todos. Y eso es esencial. Tampoco es que somos personas que estamos aisladas”.

Independientemente de lo que haya ocurrido antes de que comience su mandato, Dudamel sin duda llega a una orquesta que lo respeta como director, y cuyos músicos tienen una historia y una relación con él. “Hubo una conexión espontánea innegable entre nuestros músicos y Gustavo, hasta el punto de que él era literalmente su única opción para ser nuestro próximo director musical”, dice Borda. “Vender entradas es importante, pero creemos que la mejor manera de lograrlo es contar con el líder artístico adecuado”.

Dudamel es muy consciente de las expectativas que ahora lo rodean. “Ese es el reto. Y la vida sin reto es nada”, dice con cierto deleite. “Pero aquí no soy un salvador. No tengo nada que salvar. Lo que tenemos que hacer es construir, y eso no depende solo de mí. Tenemos un equipo gigante”. Después de todo, él es Dudamel y ahora entiende que eso viene con el territorio.

“La gente quiere que grites lo que ellos quieren que grites. Y no. Para mí cambiar las cosas, ayudar, poner mi granito de arena, va mucho más allá del hecho de gritar”, dice. “Va en el hecho de construir cosas que perduren como yo lo aprendí del ejemplo del maestro Abreu. Él fue poco a poco ahí luchando. Tuvo todas las adversidades al principio porque la gente decía, ‘¿Cómo muchachos jóvenes venezolanos van a tocar música clásica?’ Sinceramente yo creo que los artistas deben ser símbolos de unidad. El artista en este caso tiene que ser el garante de ese espacio de catarsis, de unión, de encuentro que necesitamos nosotros. No solamente en Venezuela. Yo ando viajando por todas partes. Eso es una crisis global lo que está sucediendo”.

Gustavo Dudamel photographed September 3, 2024 at the Hollywood Bowl in Los Angeles.

Este otoño, por ejemplo, Dudamel dirigirá la L.A. Phil en Sueño de una Noche de Verano de Mendelssohn, con su esposa, la actriz española María Valverde, proporcionando la narración. Es música de un compositor alemán, basada en la obra de un dramaturgo británico que la derivó de una historia nórdica, ahora narrada en español, dirigida por un venezolano e interpretada por una orquesta estadounidense. Además, la velada contará con el estreno del nuevo concierto para violonchelo de Ortiz.

“Me encanta porque ahí ves la diversidad”, dice Dudamel. “Esos son ese tipo de cosas que uno ni lo piensa. Lo ves como una acción natural. Pero tú ves toda la unión de cosas y dices, ‘Wow, esto es mucho más poderoso’”. 

Dudamel habla de esta combinación de tantos elementos aparentemente dispares como si fuera el destino o la magia. Pero un momento como ese, muy parecido a una carrera como la de Dudamel, no ocurre por casualidad o sin un propósito.

“Creo que hay que decir algo sobre Gustavo: para ser alguien que tuvo mucho éxito desde el principio, se destaca porque nunca perdió su centro”, dice Salonen. “Él nunca ha perdido sus ideales. Él cree en la música como una causa social y cree en la música y las artes como algo muy central para mantener fuerte el tejido de la sociedad. Y a pesar de todo el éxito y la fama, sigue siendo el mismo tipo que conocí hace tantos años”.

Gustavo Dudamel Billboard Cover October 5, 2024

Esta historia aparece en inglés en la edición de Billboard del 5 de octubre de 2024.

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