El guardián del legado de Celia Cruz: Omer Pardillo habla de respeto, lo que viene y el ‘único error’ que cometió la Reina de la Salsa
Cuando Celia Cruz murió en julio de 2003 a los 77 años, casi 100.000 personas fueron a su velorio en Miami. En Nueva York, Patti LaBelle cantó en su misa conmemorativa en la Catedral de San Patricio, el entonces gobernador George Pataki declaró el “Día de Celia Cruz”, más de 20.000 personas llenaron la funeraria en el Upper East Side y un tramo de 30 cuadras de la Quinta Avenida se cerró para acomodar a miles más. La muerte de la “Reina de la Salsa” por complicaciones de un tumor cerebral se convirtió en un acontecimiento tan celebrado como lo fueron sus maravillosas actuaciones en vida.
Cruz desafió al gobierno comunista de Cuba cuando abandonó su país natal en 1959, meses después de que Fidel Castro asumiera el poder. Pero también desafió todas las convenciones de la música latina, llegando a ser la única cantante afrolatina en ese momento en convertirse en una verdadera estrella global. Hasta hoy, sigue siendo una de muy pocas. A menudo comparada con Ella Fitzgerald, Cruz grabó más de 70 álbumes en una carrera que abarcó tres sellos discográficos, logrando 25 entradas en la lista Tropical Albums de Billboard. En el 2024, más de 20 años después de su muerte, su música generó 64 millones de streams oficiales en los Estados Unidos solamente, según Luminate.
Omer Pardillo, quien se convirtió en el representante de Cruz cuando tenía 20 años y es el albacea de sus bienes y su legado, es una de las principales razones detrás de la sostenida relevancia de la legendaria Reina de la Salsa.
Cuando Pardillo tenía 17 años, hizo una pasantía en RMM, el entonces poderoso sello discográfico independiente al cual estuvieron firmados muchos de los artistas tropicales más importantes, incluida Cruz. A Pardillo le tocó trabajar en todos los aspectos de la carrera de la cantante, y cuando Cruz dejó RMM, nombró a Pardillo su representante y albacea.
“Incluso ahora, a veces la gente me dice: ‘Llegaste al final [de su carrera]’”, dice Pardillo, quien vive en Miami. “Pero mi lealtad con Celia fue incondicional y algo que ella vio desde el principio”.
Esa lealtad sigue vigente hoy. Desde que se asoció con Nelson Albareda, el dueño y CEO de Loud and Live en 2005, Pardillo ha mantenido a Cruz viva ante el mundo con proyectos que incluyen una estampilla estadounidense y una moneda de veinticinco centavos conmemorativa, una muñeca Barbie, múltiples exhibiciones, líneas de productos, una serie de televisión de Telemundo e incluso un vino que lleva su nombre.
Billboard habló con Pardillo mientras se prepara para celebrar el centenario de la cantante nacida el 21 de octubre de 2025.
Eres el albacea de los bienes y legado de Celia Cruz. ¿Exactamente qué significa eso?
Manejo todos los bienes que entran en su sucesión — regalías, derechos, permisos — como si el artista estuviera vivo. Desde lo creativo, las producciones, todo. Todos los sellos que trabajaban con ella trabajaron conmigo. Recibo un porcentaje por ser el albacea y obviamente todos los negocios que tenía con ella o que traigo cobro un 20%. El equipo de Loud and Live, especialmente Nelson, me ayudan muchísimo. Hicimos un negocio con Mattel hace dos años para una Barbie de Celia; sacamos un vino [producido en Napa Valley] para celebrar a las mujeres; Celia fue la cara de Wells Fargo Bank para el público hispano. Uno de los logros más grandes fue negociar la moneda con la Casa de la Moneda de Estados Unidos. Celia es la primera afrolatina en una moneda y la primera artista latina en una moneda. Yo siempre digo que Nelson invierte 25 centavos y saca un dólar de ganancia. Yo a veces me dejo llevar por la nostalgia y el sentimiento, y digo, “Hay que hacer algo con esta marca porque la apoyaron”. Y Nelson me dice, “No. Hay que ver”.
El negocio con la Casa de la Moneda, ¿fue lucrativo?
No hacemos dinero con la moneda. Pero la promoción que ha generado, ha sido una cosa increíble. No es un premio de música, no es un premio de un fan, es un premio de la moneda de un país. El dólar es la moneda más importante del mundo. Y que esta mujer pobre, negra, que salió de Cuba y solo con su voz pudo conquistar el mundo, eso es muy relevante. Si yo tuviera que pagar, no tuviera el dinero. Es algo simbólico. Como la estampa del correo, igual es simbólica. Tienen un valor sentimental y también económico. Por la moneda han pasado muchas cosas.
¿Celia era dueña de su catálogo?
No. Ese fue su único error. Celia no fue dueña de nada. Grabó con Fania, que hoy es Craft; RMM, que hoy es Universal; y Sony. El mejor contrato fue con Sony, donde la trataron como un ícono. Fue diferente. Los otros contratos eran los de esa época, donde te decían, “Aquí tienes X para tu contrato; graba y somos dueños de todo para siempre”. Pero Sony le daba buenas regalías y le puso a Celia un gran equipo. Recibimos regalías de Sony, Universal y Craft. Renegocié las regalías con Universal, Sony siempre estuvo perfecto, y Craft es algo en lo que estoy trabajando. Ahí recibe la misma regalía que le ofrecieron cuando firmó con ellos [hace décadas]. Sin embargo, nuestro ingreso viene más que todo de regalías de sus grabaciones y de acuerdos con marcas. Hacemos unos tres o cuatro negocios grandes por año. Y en Spotify solamente, tuvimos 82,3 millones de streams globales los primeros seis meses del 2024. No está nada mal para una artista que lleva muerta 20 años.
“Celia estaba muy enfocada en su carrera y su voz. Ella decía: ‘Mi negocio es mi garganta y por mi garganta vivo’”.
–Omer Pardillo
¿Has tratado de comprar su catálogo?
No. Costaría demasiado dinero.
Hace poco anunciaron que Hyphenate Media, la compañía de producción de Eva Longoria y Cris Abrego, es parte de un grupo que compró los derechos para hacer una película basada en la vida de Celia. ¿Qué nos puedes contar de eso?
Tengo tres proyectos pendientes con Celia: Un musical de Broadway, un documental y la película. Pienso que en los próximos cinco años haremos las tres cosas. Hyphenate Media compró los derechos para cine y televisión, y nos representó Raymond García de Uncontained Media. La productora Gloria Calderón Kellett, que es cubanoamericana, está trabajando en el proyecto. La película es muy importante porque es contar cosas que ella no contó y que no estuvieron en la serie. En la serie hubo mucha ficción porque Celia no tuvo escándalos. Ahora contaremos cosas que Celia no contó por ser tan humilde, pero yo como una tercera persona sí las puedo contar. Por ejemplo, pudo haber pasado dos, tres episodios de racismo que nunca nombró. Ella decía que las cosas negativas había que cerrar en una gaveta y no se abrían para que no dolieran.
¿Cuáles son las ventajas y retos de manejar un legado como el de Celia?
El gran reto es que no somos dueños de los derechos de su música. Cualquier cosa que tenga que ver con la música, tenemos que ir a los sellos. Por ejemplo, si Mattel quiere que su Barbie cante “Quimbara”, tenemos que negociar esos derechos con Craft. Es frustrante, es lo que es. Si fuéramos dueños de esos masters, podría hacer tantas cosas. Con el catálogo de Fania, por ejemplo, puedo sugerir, pero no soy el dueño. La ventaja es que trabajamos una artista muy respetada, y el respeto sigue igual. Hay un amor y una conexión con los fans que es muy, muy importante.
¿Qué tienes planeado para el centenario del nacimiento de Celia?
Estamos en el proceso de cerrar varios negocios con marcas, incluyendo una marca de ropa grande que sacará prendas de Celia. También estamos negociando con una marca grande de restaurantes. Más que todo, son conciertos. Estamos hablando con varios recintos para producir Celia Sinfónica, una serie de conciertos con distintas orquestas sinfónicas en diferentes países, por ejemplo. Hay una exposición del Smithsonian Latino que abre en mayo. Hemos hecho unas 20 exposiciones desde que murió Celia, y el Smithsonian tiene un tercio de su ropa, sus zapatos, documentos y pelucas en su colección.
Me imagino que con Inteligencia Artificial y nuevas tecnologías, te habrán llegado muchas propuestas para usar la voz de Celia. Hace poco, Yotuel usó IA para sumar la voz de Celia a una nueva versión de “Patria y Vida”, por ejemplo.
Cualquier uso de nombre, música e imagen lo tengo que aprobar. Somos dueños de la propiedad intelectual. Tenemos un abogado que se pasa el año mandando cartas. Y nosotros lo cuidamos mucho, porque si no, la marca o se desparece o se convierte accesible a todo el mundo. Yo por eso soy muy pesado, porque a veces son personas que conozco y me toca decir que no. Con IA, lo de Yotuel fue la primera vez que se hace y creo que quedó muy bien. Pero decirme que vamos a hacer un disco completo, yo todavía no estoy ahí. Siento que se pierde la esencia. No es lo mismo. Me dicen que hay productores que pueden hacer que suene exacto. Puede que ante los ojos de alguien que no conoció a Celia, pero no puede ser exacto porque ella no está aquí.
Me sorprende que no ha surgido ninguna otra artista tropical con tanta fuerza desde su muerte. ¿Por qué crees?
Por muchas cosas. Lo profesional que Celia fue es muy difícil encontrarlo. Su éxito fue basado en su profesionalismo. Celia se concentró en su carrera. Celia fue muy avanzada en todo sentido. Cuando no existía Lady Gaga, ella ya usaba la extravagancia. Tenía humildad, una gracia divina en el escenario y un poder que hasta ahora yo no lo veo. Y el error de muchas es que se quieren parecer a Celia. Y yo les digo, “No. Hay una sola Celia”.
Celia era un ícono de la moda, con sus pelucas y sus vestidos increíbles. ¿En algún momento pensó en lanzar una línea de ropa?
No, pero Celia modeló para Dolce & Gabbana, Thierry Mugler y Valentino y cantó en sus shows. Nunca pensó en un negocio fuera de su música. Celia estaba muy enfocada en su carrera y su voz. Ella decía: “Mi negocio es mi garganta y por mi garganta vivo”.