Cómo Edgar Barrera se convirtió en el compositor más solicitado de la música latina
En los Electric Air Studios de North Miami, rodeado de una colección de guitarras Gibson, un piano y varios instrumentos de percusión, Edgar Barrera se encuentra a principios de diciembre en una posición inusual: el centro de atención.
“No estoy acostumbrado a esto”, admite Barrera, vestido con zapatos Prada y una chaqueta Chanel. Su voz lleva un matiz de vulnerabilidad mientras debate si sonreír o mantener una actitud seria frente a la cámara. Este raro momento de duda de un hombre que suele ser tan seguro en el estudio de grabación subraya la paradoja de Edgar Barrera: una figura imponente en la música latina que está más a menudo tras bastidores.
Este año, el músico de 34 años ha consolidado aún más su formidable impacto en la industria. Termina el 2024 con créditos en 23 canciones como compositor y 19 como productor en el Billboard Hot 100, de artistas que van desde estrellas pop como Maluma, Shakira y Karol G hasta innovadores de la música mexicana como Peso Pluma, Grupo Frontera y Carín León. Acaba de recibir su segunda nominación al Grammy al compositor del año, destacándose como el único latino en lograr esta distinción dos años consecutivos. También obtuvo tres Latin Grammys, incluyendo victorias consecutivas como compositor del año y productor del año. Barrera, quien encabezó la lista de fin de año Hot Latin Songs Producers de Billboard en 2023 y termina 2024 en el No. 2 de la lista, es una figura clave en el diseño del sonido de la música latina moderna.
“Edgar es alguien que sabe lo que quiere y eso para mí es algo que lo diferencia a él de todos los demás compositores”, dice Peso Pluma, que está con Barrera en el estudio el día de esta entrevista y sesión de fotos. Barrera ha colaborado con el creador de éxitos de música mexicana en varios temas, entre ellos “14-14” y “Santal 33”, del revolucionario álbum de Peso Éxodo (2024) que debutó en el No. 5 de la lista Billboard 200. “Es alguien muy dedicado, con muchos valores, una persona muy educada que te respeta musicalmente como artista”, añade el cantante de “Vino tinto”.
Peso es uno de los muchos artistas que han elogiado la firme ética laboral y la sencillez de Barrera. “Es uno de los productores más importantes de nuestro tiempo y, sin embargo, es uno de los seres humanos más humildes”, dice Maluma. “Es la misma persona desde el día que comenzó y esa es una cualidad increíble que tener”. El superastro colombiano atribuyó muchos de sus éxitos a su colaboración con Barrera, incluyendo “Según quién” con Carín León, “Por qué será” con Grupo Frontera y, más recientemente, “Cosas pendientes”.
Con más de una década de carrera, la habilidad de Barrera para abarcar diversos géneros musicales lo ha convertido en uno de los compositores y productores más codiciados de la música latina. Su portafolio incluye trabajos extensos con nombres reconocidos como Shakira (“Soltera”), Christian Nodal (“No te contaron mal”), Grupo Firme (“Ya supérame”), Camilo (“Vida de rico”), Becky G (“Chanel”) y Marc Anthony (“De vuelta pa’ la vuelta”), además de estrellas no latinas como Ariana Grande (“Boyfriend” con Social House), Madonna (“Medellín” con Maluma), XXXTentacion y Lil Pump (“Arms Around You” con Maluma y Swae Lee) y Shawn Mendes (su remix de “KESI” de Camilo). En enero de 2021, hizo historia al encabezar cuatro listas de diversos géneros de Billboard — pop, Latin rhythm, tropical y regional mexicano — con cuatro temas diferentes, una hazaña sin precedentes para un compositor latino.
¿Pero cómo logró este “border kid” (chico fronterizo) criado entre Roma, Texas y Miguel Alemán, Tamaulipas, México, aprovechó sus experiencias interculturales únicas para convertirse en uno de los compositores y productores más solicitados de la música latina?
Barrera creció en un hogar lleno de música. Su padre, miembro de la banda de música grupera de los 70 Mister Chivo, de Miguel Alemán, le inculcó una profunda pasión por la música; y descubrir los créditos de composición de su tío en un álbum de Elvis Crespo impulsó aún más las ambiciones musicales de Barrera.
“En mi casa siempre ha habido música tocando todo el tiempo. Todas esas noches yo veía a mi papá poniendo vinilos escuchando y escuchando, porque el grupo grababa muchos covers”, dice Barrera. “Una vez mi tío compró un disco de Elvis Crespo que venía una canción de él en los créditos y me di cuenta que realmente existe una parte en la música en la que no tienes que ser el artista, pero puedes ser parte de la carrera del artista”.
Aunque creció en México, cruzaba regularmente a Estados Unidos para estudiar, algo común en las ciudades fronterizas. Sin embargo, la pasión de Barrera por la música latina a menudo lo ponía en desacuerdo con el currículo musical más rígido de la escuela. “Yo me acuerdo que en la escuela me regañaban todo el tiempo. Estaba prohibido que tocaras canciones gruperas o de otro tipo de música que no fuera la música clásica que nos enseñaban, o el jazz”, recuerda. Sin embargo, esto no lo desanimó, y junto con compañeros de ideas afines, se deleitaban en la alegría de tocar canciones como la pista de ska-punk mexicano “Pachuco” de Maldita Vecindad y Los Hijos del 5to Patio, o la cumbia mexicana “Juana la cubana” de Fito Olivares y Su Grupo. Durante sus años escolares, tocaba el saxofón. (Ya de preadolescente, había aprendido a tocar el bajo y la guitarra).
“Todos estos jóvenes músicos de todo el Valle del Río Grande se reunían para competir y formar una banda unificada compuesta por los músicos más talentosos de cada escuela”, cuenta Marco Roel Rangel, un compañero de banda de McAllen, Texas, quien recuerda a Barrera como un músico sobresaliente hace casi 20 años. “Una vez al año tenías la oportunidad de tocar en una banda compuesta por todos los demás músicos destacados de otras escuelas durante un fin de semana. Los chicos de Roma [la escuela de Edgar], que eran competidores formidables, entraban al espacio de ensayo tocando una canción sincronizada que habían preparado llamada ‘Carnavalito’. Casi como diciendo, ‘Hey, somos de Roma y hemos llegado’”, dice Roel Rangel. “Era inusual escuchar este sonido tribal latino. Pero Roma aportaba ese sabor latino; pasar de Tchaikovsky y Pavel a ‘El Humahuaqueño’ es un vibe“.
“Me acuerdo que éramos los rebeldes de la escuela cuando tocábamos esas”, dice Barrera. “Nos sentíamos como que estamos tocando lo prohibido, y al final del día era lo que a mí me gustaba tocar”.
Cuando llegó el momento de ir a la universidad, Barrera se inscribió inicialmente como estudiante de ingeniería electrónica y tomó una clase de guitarra clásica. “Ahí fue cuando empecé a estudiar música más en serio”. Su profesor de guitarra lo instó a audicionar para el Berklee College of Music. En cambio, optó por irse a Miami al estudio musical del compositor y productor colombiano Andrés Castro, una figura reverenciada en la música latina conocida por escribir algunos de los mayores éxitos de Carlos Vives.
“Conocí a Edgar por un amigo mío, Luigi, que trabajaba con A.B. Quintanilla. Tendría 18, 19 años y estaba estudiando ingeniería eléctrica. Quería hacer un internship porque se lo iban a valer para su carrera. Estaban en esa decisión de que si estudiaba eso o música”, recuerda Castro.
Castro, casi de repente, le dijo a Barrera que era bienvenido a trabajar en su estudio. Barrera le tomó la palabra y condujo desde Texas hasta Miami. “Obviamente, era un cambio de vida venirse a vivir acá. Él estaba comprometido con su carrera al máximo. Y lo primero que puedo yo destacar de él fue su actitud de servicio”.
“Él llegaba y en vez de pensar, ‘Bueno, es un internship, no me están pagando, me voy a quedar quieto’, buscaba ver a quién le hacía un café. Si tenía que llevar a un artista y recogerlo en el aeropuerto, lo recogía”, continúa Castro. Esta disposición para servir, aprender y conectar genuinamente con otros en la industria transformó rápidamente a Barrera de un pasante esperanzado a un colaborador respetado.
“Empecé desde lo más abajo que se puede empezar, siendo el que iba y traía la comida, el que servía el café”, dice Barrea. “Pero gracias a eso también aprendí a no menospreciar el trabajo de nadie, ni mucho menos del que me sirve el café, porque quizás el día de mañana ese puede ser el productor del año, el compositor del año, como me pasó a mí. Tuve la oportunidad de conocer a muchos artistas y ejecutivos de la industria”.
Castro recuerda los vínculos que se forjaron en el estudio. “Cuando llegaba un artista como Carlos Vives al estudio, más que hacer música, hablábamos de la vida, de lo que él quería, de lo que estaba buscando, de lo que pensaba, del momento que está viviendo, de la música que está escuchando, de las cosas que le han llamado la atención. Y ahí es que comienza un proceso creativo. Edgar vio eso mucho en el estudio”.
El productor colombiano también recuerda vívidamente un momento definitorio al inicio de la carrera de Barrera. Durante una sesión con el renombrado cantautor panameño Omar Alfanno, el joven Barrera, de quien se esperaba típicamente que solo observara, propuso una idea para una canción con la que Castro y Alfanno estaban teniendo dificultades. Inicialmente sorprendido, Alfanno le advirtió “Muchachito, eso no se hace”, recuerda Castro, destacando el respeto requerido durante las sesiones de composición. Sin embargo, impresionado por la perspicacia de Barrera, Alfanno le dio una oportunidad, marcando la entrada oficial del joven mexicano en el mundo de la composición profesional.
A medida que la carrera de Barrera florecía, la música latina también experimentaba cambios dinámicos. A finales de la década de 2010, mientras la popularidad de la música urbana se disparaba — con el crecimiento comercial del reggaetón superando a otros géneros latinos — la música regional mexicana comenzó a forjar una identidad nueva y emocionante. Aunque el género del sur de la frontera entre Estados Unidos y México había sido una fuerza perdurable dentro de las comunidades de habla hispana en Estados Unidos y México durante décadas, un híbrido de música mexicana regional y urbana comenzó a ascender en las listas latinas de Billboard, liderado por Natanael Cano, Junior H y Fuerza Regida, seguido por Peso Pluma.
Paralelo a este movimiento estaba la música de Christian Nodal, un superastro sonorense innovador dentro de los confines de la música mexicana con su mezcla única conocida como “mariacheño”, una fusión de mariachi y norteño. Su enfoque revolucionario alcanzó un nuevo nivel en 2021, cuando “Botella tras botella”, una colaboración con el rapero mexicano Gera MX — coescrita y coproducida por Barrera — se convirtió en la primera canción de música regional mexicana en entrar en la lista Hot 100 de todos los géneros.
Nodal elogia la creatividad y la conexión presentes en su trabajo con Barrera: “Trabajar con Edgar siempre fue muy divertido. Siempre hubo una conexión instantánea para conectar en las canciones. Venía de la escuela del urbano, y hacerlo entrar en mi mundo siempre era un reto”, explica Nodal. “Considero que por eso se logró llegar a un punto medio entre lo urbano y lo regional. Siempre tuvimos muy buena química, y encontramos las letras y melodías que podían llegar al corazón para que la gente lo disfrutara y se sintiera. Siempre fue muy genuino y real”.
Entre las grandes apuestas de Barrera estuvo la firma de Grupo Frontera en 2022, una popular banda de seis integrantes de Edinburg, Texas, con BorderKid Records — un sello que había lanzado a principios de ese año. Grupo Frontera venía de lograr su primer gran éxito, “No se va”, que alcanzó el No. 3 en la lista Hot Latin Songs.
“Él apostó por nosotros cuando apenas estábamos comenzando”, dice Grupo Frontera. “Ni siquiera sabíamos lo que estábamos haciendo y él ha estado con nosotros en cada paso del camino. Nuestro vínculo con Edgar es extra especial porque somos del mismo pueblo. Tenemos valores y tradiciones similares, y él realmente nos entiende. Eso se refleja en la música que hacemos juntos”. Barrera añade: “Ellos comparten conmigo un crecimiento muy similar, porque crecimos en la frontera, tenemos muchos amigos en común, son de mi pueblo. Tenemos los mismos valores y nos entendemos muy bien cuando trabajamos”.
“Aparte de ser técnicamente de los mejores y súper detallista — todos los que trabajan conmigo saben que lo soy, y él siempre está a la altura — lo increíble de Edgar es su capacidad para unir artistas, compositores, productores, y siempre procurar que las cosas se cumplan y con el equipo preciso para que salga el mejor resultado”, dice Shakira, quien colaboró con Barrera en éxitos recientes como “Soltera”, “El Jefe” con Fuerza Regida y “(Entre paréntesis)” con Grupo Frontera. “Muchos compositores no se ponen a juntar todos los elementos y asegurarse que las ideas se lleven a cabo, pero él tiene tanta cabeza de negocios como de arte”.
“Soy creativo antes de ser ejecutivo y le doy mucha libertad a los artistas”, Barrera añade, enfatizando su compromiso con sus relaciones con ellos. “En cuestión de negocio, trato de educar al compositor”, explica. “Yo los ayudo a que hagan su propia editora, y después hacemos un negocio juntos, tu editora con mi editora. Trato de no ser dueño suyo, sino socios. [En BorderKid Records] somos una herramienta para ellos, para ayudarlos a hacer más plata, y que sean dueños de lo suyo siempre”.
Dentro de este marco de crecimiento mutuo, Barrera continúa expandiendo los límites musicales. “Para mí vienen muchos experimentos con artistas; estamos experimentando cosas”, dice.
El papel de Barrera fluctúa entre mentor, colaborador musical e innovador. Recientemente, por ejemplo, pasó tiempo con Shakira mientras ella se prepara para su gira por estadios de 2025 Las Mujeres Ya No Lloran, haciendo nuevos arreglos para su banda en vivo. Ha estado trabajando en nueva música con Peso Pluma y también con Karol G. “Al día siguiente [de trabajar con Peso] me fui con Karol a trabajar [otros] tres días seguidos”, dice Barrera. “Es un respiro estar haciendo corridos con Peso a irme a hacer otro tipo de música con Karol. Me gusta porque no hago lo mismo con un artista que hago con el otro”.
Sin embargo, a pesar del apasionante ritmo de su vida profesional, Barrera está disfrutando de un nuevo suceso en lo personal: la paternidad. “Acabo de ser papá”, dice orgulloso. “Estoy en otra etapa por primera vez en la vida buscando ese balance”.
Le pregunto a Barrera si su proceso de composición ha cambiado desde entonces. “Sí, bastante. Ahora estoy pensando, como que escribo una letra y digo: ‘Cuando la escuche mi hija va a pensar que este era su papá’. ¿Sabes? Ya la piensas dos veces. Pero siempre he tratado de dar un buen mensaje en las canciones”.