Chayanne Baila Otra Vez
Chayanne entra con caminar decisivo a una sala de ensayos en Blue Dolphin Studios en Miami, vestido de negro de pies a cabeza —pantalones y camisa ajustados, un blazer impecable y zapatos formales de cuero— y saluda con abrazos y sonrisas a su mánager, su asistente, su directora creativa. Luego extiende su mano para saludar al fotógrafo que lo espera para una sesión de portada. “Mucho gusto, soy Chayanne”, dice con una amplia sonrisa.
“Creo que aquí todos sabemos quién eres”, le digo a la ligera, pero Chayanne para y voltea para mirarme.
“No”, me dice sin reproche, su sonrisa intacta y su voz firme. “Mi papá me enseñó que no importa dónde llegues, saludas y te presentas. Nadie tiene porqué saber quién eres”.
Y así no más, esta se suma a una larga lista de anécdotas de Elmer Figueroa Arce, mejor conocido como Chayanne. El que sale a cenar, y se para múltiples veces para saludar a sus fans. El primero que llega a los ensayos, y el último que se va. El que saluda a las aseadoras por su nombre, y baila con ellas cuando se las encuentra en los pasillos. El que sale a correr por las mañanas, solo.
“Es un padre ejemplar, un marido ejemplar; buenmozo, alto, baila, es el tipo perfecto”, dice Henry Cárdenas, CEO de la compañía de eventos CMN, que está produciendo su gira. “Ha sido un tipo intacto (Chayanne lleva ms de 30 años casado con Marilisa Maronesse y tiene dos hijos con ella: Lorenzo e Isadora, también cantante). Yo, que lo conozco personalmente, que he compartido con él, ese es él. Es el tipo que deja de jugar golf para tomarse una foto con un fan”.
Hoy, en este estudio en Miami, se nos abre una ventana poco común para vislumbrar otro lado de Chayanne: el del impecable perfeccionista que, a sus 56 años —y aparentando 15 menos— se prepara para arrancar la gira más larga de su carrera.
El tour Bailemos Otra Vez, que toma su nombre de su exitoso álbum lanzado el año pasado, empieza el 21 de agosto en el SAP Center de San José, California. Pasará por 40 arenas en 39 ciudades de Norteamérica, terminando en Miami el 15 de diciembre, y luego seguirá por América Latina y España. En cada noche de esa gira, Chayanne cantará y bailará durante más de dos horas, un logro envidiable para cualquiera, pero extraordinario para un artista de su trayectoria y edad.
“Estás allá backstage, no has salido, bajan la luz, y entonces todo el mundo empieza a gritar y tú oyes que dicen: ‘¡Chayanne, Chayanne!’”, dice cuando le pregunto cómo se siente estar en la tarima después de tantos años de hacer lo mismo. Cierra los ojos por un momento.
“Es impresionante”, continúa, “porque son muchos años, pero es una sensación inexplicable […] Yo empiezo a los 10 años y cumplí 56. Y lo digo con tranquilidad y con alegría, porque me siento tan bien, y he vivido las etapas de mi vida con pasión, con alegría, con emoción. Y he ido creciendo también profesionalmente, personalmente. Todo eso hace a la persona que tienes al frente, o la gente que va a ver el show, y va a verte. Porque no fui solo. Todos crecieron también conmigo”.
Hablar con Chayanne es un poco como hablar con ese amigo súper buenmozo, súper buena gente, súper carismático, que, de casualidad, es uno de los artistas latinos más venerados del mundo.
Hoy, estamos charlando frente a un escenario diseñado para replicar al milímetro el de su gira, donde ha estado practicando siete horas al día durante las últimas seis semanas. Este receso para hacer una entrevista no es normal, pues cuando Chayanne prepara su gira, no piensa en nada más.
Esto, pese a literalmente décadas de preparación. Después de todo, el hombre que ahora tengo en frente empezó su carrera como un profesional de la música a los 10 años, como miembro del boy band puertorriqueño Los Chicos, tocando en estadios, viajando en avión privado y celebrando su cumpleaños en hoteles con pasteles hechos por sus fans.
Pero fue después, cuando firmó con Sony como Chayanne el solista, que se convertiría en una verdadera estrella internacional. El nombre Chayanne, que suena tan de estrella, no es un invento artístico sino el nombre de pila que le dio su madre (que era fan de la serie de TV de los años 50 Cheyenne), aunque no figura en sus documentos oficiales.
“Pero de chiquito me decían Chancito”, recuerda. “Gente con mucho amor me llamaba Chancito: mi mamá, mi abuela. Tú sabes que el diminutivo lo usamos cuando somos niños pequeños. Y qué bueno que después el ‘ito’ se fue y ya se quedó Chayanne”.
Hoy, más de 40 años después, tiene un arsenal de éxitos que incluye más de 49 entradas y 29 top 10s en el chart Hot Latin Songs de Billboard, un récord superado solo por Enrique Iglesias y Luis Miguel entre artistas masculinos.
El año pasado, Chayanne lanzó Bailemos Otra Vez, su primer álbum de estudio en nueve años (también con Sony, su sello de toda la vida), el cual debutó en agosto en el top 10 de la lista Top Latin Albums de Billboard. Es el álbum número 15 de Chayanne en debutar en el top 10, convirtiendo al puertorriqueño en solo el segundo artista en la historia (la otra es la fallecida Rocío Dúrcal) en lograr top 10s en el chart en cada década desde los 80 hasta ahora.
Al mismo tiempo, su sencillo “Bailando bachata” se convirtió en su séptimo No. 1 en el chart Latin Airplay, donde ya ha colocado 35 canciones, y permaneció en la primera posición durante 15 semanas. Fue un regreso contundente para Chayanne, quien no había tenido un No. 1 en esa lista en 16 años.
Pero Chayanne no se había ido a ninguna parte. Durante el dominio del reggaetón a principios de la década del 2000, su sonido pop — una mezcla de baladas sentidas y ritmos bailables — perduró, y sus giras siguieron siendo enormes y constantes. La última, en 2019, recaudó 28,3 millones de dólares y vendió 311.000 boletos en 49 shows, según números reportados a Billboard Boxscore — la segunda gira latina más exitosa de ese año, después de Luis Miguel.
Como en todo género, hay artistas latinos de “legado” que siguen haciendo giras masivas constantemente, y siguen vendiendo boletos: Marc Anthony, Ricardo Arjona, Alejandro Fernández, Ana Gabriel, entre otros. Pero la base de fans de Chayanne, compuesta en gran parte por mujeres de 50 para arriba, es particularmente fiel, dice Cárdenas. “Los latinos tendemos a respaldar esos ídolos nuestros que han sido ‘limpios’. Nunca oyes que lo cogieron haciendo eso o que lo vieron en una discoteca”.
Por eso también la música de Chayanne perdura. Más allá de su atractivo como éxitos pop sin una sola connotación negativa, “Tiempo de vals” y “Yo te amo”, por ejemplo, siguen siendo favoritas para las fiestas de 15 y matrimonios, respectivamente, pasando de generación en generación.
Cuando la pandemia de COVID-19 alcanzó su última gira Desde El Alma aún teniendo por delante todo el tramo por Suramérica en 2020, Chayanne se vio obligado a cancelar sus shows. Lo bueno fue que, finalmente, tuvo tiempo para pensar en un nuevo álbum.
“Chayanne es persona de un proyecto [a la vez], y si él está en modo gira, todo es dedicado a la gira”, dice Patty Vega, su mánager desde hace 30 años. “No fue que en nueve años no se hayan escuchado temas, o no se haya hecho la tarea. Pero se va depurando todo”.
“Es que cuando sacas un álbum […] estás pensando siempre en qué desarrollar para después irte de gira, porque toda mi vida he hecho giras”, agrega Chayanne. “El hacer el show en vivo con la gente es lo que yo más he disfrutado en toda mi carrera […] O sea, la gira estaba contemplada, lo que no se sabía era cuándo se iba a hacer. Sabes que tienes que dedicarte, que vas a tener meses de ensayo, que tienes que alimentarte bien. Es una responsabilidad”.
La gira Bailemos Otra Vez lleva el nombre del nuevo álbum de Chayanne, y, como tantas giras suyas, fue concebida como una invitación a hacer un recorrido de su trayectoria, culminando en el ahora. Pero, por supuesto, después de cinco años de ausencia y tras una pandemia, el nombre cobró nuevo significado.
El proceso empezó hace más de un año, cuando Chayanne se encerró a escoger el repertorio, revisando docenas de cuadernos que tiene guardados en su oficina con notas meticulosas de todos los setlists de sus giras a lo largo de los años, incluyendo el orden de los temas, los arreglos y la producción escénica de cada uno.
Chayanne tiene un catálogo supremamente extenso, y no es fácil sacar cosas del setlist, dice Cheche Alara, el reconocido productor musical (Annie Lennox, Camila Cabello, Natalia Lafourcade) que lleva cuatro giras y 10 años con Chayanne, y hace meses empezó a trabajar en la gira Bailemos. Además de su repertorio clásico, esta vez incluyó cinco canciones de su nuevo álbum, más de lo que nunca había hecho antes, un reflejo del gran éxito del mismo.
Desde un punto de vista musical, dice Alara, esta vez “nuestra visión es diferente. Es muy raro que hagamos algo igual de gira a gira”. Si Alara pudiera resumir el concepto de este tour en una sola palabra, sería “Gratitud”.
“Quiere darle las gracias a sus fans que han estado junto a él por mucho tiempo”, dice. “Él no solo es un artista extraordinario, sino un artista muy querido, y entre más trabajas con él, más te das cuenta de que no es una fachada”.
El estatus de Chayanne como “artista querido” no se dio de la noche a la mañana, sino que fue inculcado en él desde niño. Cuando le pregunto si en algún momento de su carrera, especialmente cuando logró sus primeros grandes hits, alguien le explicó lo que conllevaba el éxito y cómo comportarse ante él, lo piensa, y después me mira con cierta sorpresa.
“A eso le llamo yo los valores, los principios”, dice. “Eso viene de antes. Es todo lo que yo trato de transmitir y he tratado de transmitir en la casa con mis hijos. En la carrera, lo que sentía siempre ha sido el apoyo de mi madre y de mi padre. Mi padre como techo, comida, respeto. Y mi madre la parte romántica, la música, la fiesta, el ‘ven acá, vamos a bailar’. O sea, ha habido un balance muy bonito. Pero te estoy hablando de cuando yo era chiquito”.
Desde el comienzo de su carrera, por ejemplo, Chayanne hizo la tarea de visitar cada país, cada ciudad y cada persona esencial en ella. “Era ir a Venezuela y saludar, a Argentina, a Puerto Rico, México. Era darle la mano a cada uno de los dueños de las estaciones de radio, a cada persona en la disquera”.
Esa filosofía se extiende a su diario vivir. Aunque es receloso de su entorno personal y su círculo interno —muy pocas veces publica fotos de su familia en redes sociales o aparece en eventos públicos con ellos— una vez que sale de la puerta de su casa, entiende que es persona pública y se tira a ese vacío con ímpetu.
“Lo bonito es cuando estoy en un restaurante o cuando estoy en el aeropuerto, y la gente se te acerca con cariño, con una sonrisa, con una familiaridad impresionante, y te pide una foto o te dicen: ‘Te felicito por tu trabajo’. Eso emociona”, dice.
Y desde la pandemia, Chayanne se ha dedicado mucho más a sus redes sociales. Hoy, es un ávido creador de reels y TikTok, y hace unas semanas, hasta se aventuró a publicar una foto en Instagram en traje de baño y sin camisa que generó pandemonio entre sus fans, casi medio millón de likes y miles de comentarios.
“Tengo un problema, antes Chayanne era mi papá. Ahora quiero que sea el papá de mis hijos”, escribió una fan. “¡Patrimonio de la humanidad!”, agregó otra. “Una cosita bien hecha”. “El hombre más bello de Latinoamérica”. La lista sigue y sigue.
“Oh, my God. Déjame cubrirme. ¡Déjame cubrirme!”, dice riéndose. “Leí un par de comentarios muy simpáticos, muy bonitos. Como que, ‘Si te vas a quitar la camisa, no sé qué, ¿por qué solamente hasta ahí?’ O sea”, dice con un poco de rubor.
Y su hija Isadora, ¿qué dijo de esa foto tan risqué para él?
“¡Esa me la tomó ella!”, me responde Chayanne con una carcajada.
“La diferencia entre Chayanne y otros artistas y sus giras es que él piensa primero en sus fans. No se trata de lo que él quiere hacer, sino de lo que quiere el público”, dice Nancy O’Meara, coreógrafa y directora creativa de Chayanne, con quien ha trabajado por 27 años.
Además de desarrollar el concepto creativo de la gira, O’Meare —quien también ha trabajado con John Legend y Charlie Puth, entre muchos otros— diseña toda la coreografía, un elemento esencial en una gira de Chayanne, pues como bailarín, él participa de alguna manera en todas las rutinas. Estas las desarrolla primero O’Meare con sus ocho bailarines —cuatro hombres y cuatro mujeres de distintas partes del mundo— desde su sede en Los Ángeles.
Luego, todo el equipo se mueve a Miami a ensayar con Chayanne todos los días, de 11 de la mañana a seis de la tarde, aquí, en Blue Dolphin Studios.
Y aunque algunos pasos se han modificado levemente —después de todo Chayanne ya no tiene 20 años— “se ve increíble y su estado físico es muy fuerte”, dice O’Meare. “Él ensaya siempre como si estuviera frente a un púbico en vivo. No conozco nadie más que tenga tanto nivel de detalle”.
A su edad, Chayanne puede cantar y bailar por casi tres horas durante 18 meses, que es lo que durará su gira, gracias a una memoria muscular y una disciplina de entrenamiento adquirida desde niño. El deporte y la buena alimentación son parte de su estilo de vida. Es un amante del golf y los deportes de mar y corre casi todos los días.
“Tengo que correr, y no me estoy escapando de nadie, ni estoy tratando de alcanzar a nadie”, dice. “Es algo personal. Me gusta”.
De tres años para acá, también hace mucho pilates “porque me estira el cuerpo y fortalece el músculo y es lo que yo necesito”.
No quiere decir que Chayanne esté haciendo splits por todo el escenario a lo James Brown. “Lo que no puedo hacer, no lo voy a hacer”, dice riendo. “Pero hay dinámica en el show”.
Cuando Bailemos Otra Vez arranque el 21 de agosto en California, 48 personas viajarán con Chayanne a cada uno de los conciertos, además del promotor y su equipo y, por supuesto, el personal local. En el escenario son 18 músicos y bailarines, más técnicos de sonido, camarógrafos y monitores.
Chayanne dice que sus exigencias no son gran cosa: Un buen transporte. Una buena cama. “Porque después del show lo que quiero es ducha, ducha, cama, cama. Gimnasio. Por lo general las pesas me las pueden llevar al cuarto y se lo agradezco porque ahí mismo hago los ejercicios. Y comer. Me gusta comer bien”.
Antes de un show, hay un meet and greet, saludos y fotos, y después, es manos a la obra.
En el poco tiempo que tiene solo en su camerino antes de un espectáculo, Chayanne admite que se pone “como un león”.
“Estoy loco por empezar”, dice. “Esperando que todo salga bien, que la gente disfrute. Le pido siempre a mi mamá, y al papito Dios. Y salir al escenario y recibir ese amor, no lo puedes describir. Te pasan imágenes de toda una vida, porque ha sido mi vida. Es una vida entera que me he dedicado a la música, con ilusión”.